divendres, 10 de febrer del 2017

El círculo del aprendizaje truncado


  
  Una hermosa, lúcida y sincera reflexión sobre los diferentes aspectos que inciden en lo que se ha venido en llamar "fracaso escolar". Eso es lo que vierte Daniel Pennac en su libro "Mal de escuela" (Editorial Debolsillo). 
  Él, que según nos cuenta fue un "hijo precario"; un "zoquete sin fundamento histórico, sin razón sociológica, sin desamor: un zoquete en sí. Un zoquete arquetipo. Una unidad de medida";  uno más de esos chicos que "…se persuaden muy pronto de que las cosas son así, y si no encuentran a nadie que les desengañe, como no pueden vivir sin pasión, desarrollan, a falta de algo mejor, la pasión del fracaso". Un alumno más a engrosar ese saco desconcertante del descalabro educativo. Un zoquete consolidado, atrapado en su propio "limbo cero", esa "fortaleza de la que cree que nadie podrá desalojarle";  desplazando la cuestión al terreno de las relaciones personales y sus correspondientes susceptibilidades con sus: "Nunca lo conseguiré", "Soy demasiado tonto", "El profe no puede  ni verme", "Le odio", "Me comen el tarro". Algo que también suele hacer el profesor, "…convencido de que el alumno lo hace adrede. Pues lo que impide al profesor considerar la respuesta absurda un efecto devastador del pensamiento mágico es, muy a menudo, la sensación de que el alumno le está tomando el pelo a conciencia. Entonces el maestro se encierra en su "lo" particular. Con este no "lo" conseguiré nunca". Con ello, el círculo del aprendizaje truncado queda cerrado. Los restos de ese descalabro servirán para alimentar las estadísticas, las justificaciones y los escepticismos apocalípticos.

  Pues bien, mi intención es volver e insistir, en este rincón del dudar educativo, sobre la figura de Daniel Pennac y sus planteamientos acerca de la pedagogía y las disfunciones de la institución escolar; sobre su forma de rebatir ese etiquetaje    pensado para señalar "los buenos y  los malos" alumnos;  sobre sus propuestas relacionadas con lo que debe saber -y sentir- un profesor, más allá de lo que sabe. Una perspectiva, la de este pedagogo y escritor, que sin duda nace del amor a la enseñanza.

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